Venganza y supervivencia

Ya han pasado unos meses, y la población mundial sigue a niveles mínimos. No quisimos darnos cuenta, estuvimos ciegos y no vimos lo que estábamos haciendo. Eramos felices si nos quitábamos de la cabeza esos pensamientos, esa culpabilidad latente que a pesar de tener consciencia de su existencia, decidimos mirar hacia otro lado y ocultarla lo más profundo posible. Sabíamos que hacíamos mal, pero nuestro afán por avanzar, por evolucionar sin importar el precio, ha causado lo que nadie imaginaba.

La naturaleza, sabia y vengativa, ha visto que su supervivencia se hallaba en un punto crítico. Ella ha decidido seguir nuestros pasos y busca subsistir a toda costa. La primera regla de toda supervivencia es que debes eliminar a tu enemigo más letal, y ese somos nosotros.

El 6 de abril de 2008 comenzó el exterminio. Arboles, plantas, todo tipo de flora generaron unas esporas totalmente letales, aunque la forma en la que actuaban era bastante increíble, a la vez que cruel y despiadado: esas particulas hacían que la persona se suicidara al instante. Primero atacó a los grandes grupos de población: Washington, Nueva York.... pero poco a poco el cerco se fue reduciendo a pequeñas ciudades, pueblos, hasta un grupo de 10 personas lo consideraba un objetivo a eliminar. La única manera de sobrevivir fue separarse en mínimos grupo de máximo 5 personas para que la propia naturaleza no nos considerara un enemigo.

Pasadas 72 horas, el ataque cesó. Miles de personas murieron. Creímos que se trataba de un hecho aíslado, pero se extendió a Europa, Asia...Todo el mundo. La naturaleza diezmó la población mundial. Este ataque por seres a los que considerabamos inertes, fueron capaces de aliarse, de sincronizarse y de asesinar. Este incidente fue francamente inesperado por todos. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra... ¿habremos aprendido de nuestros errores? Eso espero.