Siempre he creido que vivir en esta nave era la única manera de seguir adelante. No conocía otra forma de existir, no era consciente de la posibilidad de que hubiera otro lugar en el que la vida fuera viable. Rodeados de tecnología y comodidad, de robots que acatan todas nuestas órdenes haciendo nuestra existencia mucho más agradable. Pero hemos caído en la rutina, nos hemos abandonado a merced de las maquinas, e incluso, hemos olvidado lo que es el calor humano: una caricia, una mirada, un beso. Hemos vivido así más de 700 años y ya es hora de despertar.
Aunque revivir de la monotonía del sillón y volver a utilizar las extremidades que nos han otorgado el carácter de seres Bípedos, no ha sido nada fácil, pues la nave tenía ordenes estrictas de mantenernos pacíficos y no dejar que volvieramos a la Tierra. Pero la Inteligencia Artifical de la nave, no contaba con la presencia de un pequeño robot llamado Wall-e. Gracias a él, nuestra robot exploradora Eve (Eva) pudo encontrar un signo de vida: una pequeña planta. Con ella, la nave podría volver a la Tierra y comenzar una nueva vida. La química que surgió entre los dos robots fue tal, que causaría cortocircuitos en los más débiles. Fue el amor entre bits, lo que hizo que Wall-e recorriera media galaxia agarrado a las tuercas de una nave, y que sin saberlo nos ha traido la llave que va a devolvernos de nuevo a casa.
1 comentario:
Perfecta la película!
Feliz Navidad a los dos! jejeje
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